viernes, 17 de septiembre de 2010

9 horas menos. 23:13 de la noche, 14:13 de la tarde.
Una y otra vez más rondaba por mi cabeza su imagen, cada situación, cada momento imaginario. ¿qué estaría haciendo ahora? Comer, quizás. No... me está doliendo, me está doliendo pensarlo, pero soy incapaz de dejar de hacerlo. No quiero que su recuerdo desaparezca ni un minuto de mi cabeza, por más que me haga sufrir y sentirle cerca mío, con el corazón bombeando fuertemente, de rabia de tristeza, deseando que la distancia no exista, que las historias se borren o que se borren los 9.367 km del mapa...
En alguna parte de esa ciudad, quizás tarareando una canción, quizás acaba de comer y en este mismo instante salga por el jardín a dar una paseo por el centro y así dejar que el Sol de mediodía le haga pestañear debido a su intensidad.
O quizás llueva. Llueva fuertemente, quizás la claridad sea escasa y fuera huela a hierba mojada, quizás esté en una cafetería, con los cristales decorados con dibujos traslúcidos, viendo como fuera diluvia. O puede que simplemente esté tumbado en su cama, con los ojos cerrados y con aquella canción que hace que mi cuerpo sea recorrido por mil y un escalofríos.
Pero sé que él en este mismo momento está respirando, está viviendo, sintiendo, pensando y no sabe de mi existencia, no sabe quién soy, mi nombre, mi cara. Pero yo sí lo sé.
Puedo visualizar su suave rostro, su pelo, sus manos, sus gestos, esa sonrisa que tantas veces, cada noche he soñado.
Recorre una lágrima de arriba a abajo mi cara, no se sustenta y cae al suelo. Parece que todas las demás, quieren seguir a esa lágrima, sentir la gravedad en ellas y entonces en el papel se empiezan a hacer manchones húmedos y redondos. Pero me da igual. No hay mejor melodía, mejor letra que la que el escribió y con la que me identifico cada segundo...


All i have is this picture in a frame
That I hold close to see your face every day

With you is where I'd rather be
But we're stuck where we are
And it's so hard,you're so far
This long distance is killing me

With you is where I'd rather be

Es que el mundo es demasiado grande y yo no soy nadie a nueve mil trescientos sesenta y siete vacíos kilómetros.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Se sentía horrible, todo el mundo le decía lo contrario. Para crearle una falsa ilusión, para que la realidad no fuera tan dolorosa. Años y años regalándole los oídos, haciéndole creerse la única, la mejor, la perfección personificada. Hasta que un día inevitablemente tuvo que salir al mundo, inmenso y peligroso. En ese momento, fue como sentir un pie al borde de la roca más inestable de un precipicio, una cuerda alrededor del cuello o un cubo de agua fría derramado sobre su cabeza. Un gran agobio, complejos asfixiantes. Pesadillas de ella misma.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

-¿Por qué tiemblas?
-Es frío...
Entonces los dos, a más de un metro, sentados en la fachada de la atigua fábrica, volvimos a mirar al suelo, donde repiqueteaba cada gota de aquella fría lluvia de noviembre.
Su chaqueta de cuero negro estaba totalmente empapada y su pelo negro chorreaba y brillaba deslumbrantemente, alumbrado por el gran foco que había sobre nosotros.
Mi corazón latía fuerte, tenía un molesto nudo en la garganta y ese húmedo frío me hacia temblar sin descanso.
De repente, el se giró hacia mi, miré y vi sus ojos brillantes mirándome intensamente, como si me quisieran trasmitir un secreto. Cargados de misterio. Se acercó, pestañeé, mis ojos estaban bañados en gotas de lluvia. Cerré los ojos y sentí sus labios resbaladizos, mojados. Alcé mi mano y acaricié su cuello, mis dedos se envolvieron jugueteando en su pelo. Sentí el latir ardiente de su corazón. Tan solo la noche pudo observarnos, tan solo pudo divisar entre una cortina de lluvia, el calor de nuestros desaforados besos.